• Ser protagonistas y corresponsables en la construcción del Reino de Dios, que es preocupación y compromiso de unos a favor de otros, especialmente de los más pobres y excluidos socialmente;
• Optar por Cristo y el Evangelio.
• Formar la conciencia moral y la capacidad de juicio y discernimiento ético desde los valores del Evangelio.
• Vivir una entrega sencilla y confiada a la Virgen María y reconocerla como madre de Dios y nuestra;
• Ser miembro activo y constructor de la Iglesia.