El último sábado de marzo de cada año se lleva a cabo la denominada La Hora de la Tierra, una actividad que se realiza mundialmente y es impulsada y concebida por el World Wide Fund for Nature (WWF), con la intención de contribuir a la toma de conciencia de la población sobre el tema del cambio climático y sus consecuencias. Este día se concluyeron unas jornadas educativas de sensibilización impulsadas por el Sector Escuela Salesiana y el Ayuntamiento de Santo Domingo, con las juntas de vecinos de las tres circunscripciones del Distrito Nacional, con un gesto simbólico en el que apagamos las luces del patio del Colegio Don Bosco de Santo Domingo, y se realizó una velada de oración y reflexión con manifestaciones artísticas en torno al tema del impacto de las acciones de los seres humanos en la casa común, inspirados en la encíclica Laudato Si, escrita por el Papa Francisco a todas las personas de buena voluntad, con la finalidad de aunar esfuerzos por el cuidado del planeta.
Las luces fueron apagadas como gesto para pedir perdón a la Madre Tierra, reconociendo el mal que se le ha hecho durante mucho tiempo, el abuso al cual la hemos sometido. Con las luces apagadas le ofreció a todos los presentes, y a los que seguía la transmisión a través de Televida, la oportunidad de escuchar el Grito de la Tierra, el grito de los más vulnerables y oprimidos de nuestra sociedad. Y de este modo se hizo hincapié en la necesidad de convertirnos, de cambiar de hábitos y costumbres para mejorar nuestra relación con Dios, con el prójimo y con todo lo que el Señor ha creado.
Durante el acto se dieron cita más de 300 personas de diversos puntos de la ciudad, y durante una hora disfrutaron de un espacio que les permitió renovar el compromiso con el cuidado de la casa común, los jóvenes presentes proclamaron: “Hoy encendemos la luz de la esperanza, de un nuevo compromiso como ciudadanos de velar por la supervivencia de la Biodiversidad, de dejarle un lugar habitable a las futuras generaciones, no queremos que más especies desaparezcan para siempre, que los polos se sigan derritiendo, que nuestros bosques se conviertan en cementerios de recuerdos, NO QUEREMOS MAS GUERRAS, esta noche hacemos este gesto simbólico de amor a la humanidad, al planeta y todos unidos alzamos nuestras voces por una verdadera Justicia Climática, reconocemos que estamos interconectados, que somos interdependientes, somos parte de algo más grande. Nuestra presencia aquí nos compromete a luchar por un futuro más sostenible, a emprender acciones de manera personal y comunitaria para contribuir a revertir nuestro impacto en la naturaleza. Juntos podemos lograrlo!